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Saludos, caminantes.
Tras unas breves vacaciones (que han afectado irremediablemente al blog), y con la vuelta al trabajo a punto de consumarse, he decidido inaugurar esta nueva temporada con una de las entrevistas que realicé para la revista Ilike magazine hace unos meses. Se trata de una amena charla con Teo Palacios, autor de la novela "Hijos de Heracles. El nacimiento de Esparta", sin duda una de las agradables sorpresas de este año en materia literaria. No es muy común que un nuevo autor tenga éxito en su primera novela, lo cuál indica la calidad del amigo Palacios, contrastada por sus colaboraciones con publicaciones del prestigio de "Cambio 16" y "Cuadernos para el Diálogo". Por cierto, esta es la entrevista íntegra, con preguntas que no pudieron ver la luz en la revista por motivos de espacio.
TIERRA DE BARDOS, CIERRA.
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domingo, 22 de agosto de 2010
Entrevista a Teo Palacios, autor de "Hijos de Heracles"
-Hola, Teo, bienvenido a ilike magazine. La primera pregunta es más bien una petición. Resume brevemente para nuestros lectores el argumento de “Hijos de Heracles. El nacimiento de Esparta”.
-Hijos de Heracles tiene dos líneas argumentales principales. Por un lado, descubriremos los acontecimientos que envuelven a la ciudad de Esparta durante el periodo de las Guerras Mesenias, una etapa muy convulsa de su historia, en la que se produjeron importantes cambios sociales y legislativos y nació la idiosincrasia espartana tal como pasaría a la posteridad. Por otra parte, conoceremos a la familia de Teopompo, uno de los diarcas espartanos, que nos mostrará lo terrible que podía llegar a ser la vida durante aquella época. Uniendo ambas historias descubriremos el modo en que Esparta se convirtió en una ciudad militar y austera y las dificultades que originó ese cambio.
-Has elegido una época arcaica para tu primera novela. La historia comienza nada más y nada menos en el 735 a. C. ¿Cómo surgió la idea?
-La intención original era narrar la historia de dos hermanos enfrentados por diversos motivos. Me pareció muy interesante envolverlos en un ambiente duro y austero y, por ello, comencé a investigar sobre la forma de vida espartana. Fue así como encontré un periodo histórico maravilloso, que me entusiasmó de inmediato, y que más tarde descubrí que era inédito. Se trata de una época de grandes contrastes: es el momento en el que, en Esparta, la poesía lírica griega alcanza un nivel sin precedentes y en el que nace la música moderna. Pero, en esa época, los espartanos también adoptan leyes terribles, como el sacrificio de los bebés que mostraran alguna deformidad o la puesta en marcha de la terrible agogè, el sistema educativo espartano. Ese telón de fondo me cautivó, ya que era, en sí mismo, algo que merecía la pena contar.
-Te vuelcas especialmente en los personajes, convirtiéndolos en auténticos protagonistas y no sólo meros vehículos del argumento. ¿Crees que puede existir una buena novela sin unos buenos personajes?
-En mi opinión, en una novela los personajes son lo más importante. Son ellos los que van a marcar cómo se desarrolla la historia que contamos. Toman al lector de la mano y le dicen: “acompáñame, quiero contarte mi vida”. Y, si su vida no es interesante, cerraremos el libro en las primeras páginas. Por supuesto, hay otros aspectos que hay que cuidar a la hora de escribir novela, decenas de detalles: qué narrador es el más adecuado, la ambientación, las líneas argumentales, etc… Pero la creación de personajes es probablemente lo más importante de todo el proceso. Personalmente, presto mucha atención a los seres que vivirán mis historias. Los estudio durante días hasta que los conozco profundamente. Sólo así puedo escuchar más tarde lo que tienen que decir.
-La novela está llena de escenas terriblemente duras, en especial las asociadas al adiestramiento de los dos hermanos protagonistas. ¿Crees que la agogé, la educación militar espartana, fue tan dura, o ha sido mitificada?
-La agogè fue durísima, posiblemente incluso más de lo que se muestra en la novela. Cuando me documentaba para esta obra, estudié varios documentales sobre Esparta. En uno de ellos, un especialista decía que un norteamericano medio posiblemente moriría congelado si tenía que pasar una sola noche de invierno en las cumbres del Taigeto. Sin embargo, los niños espartanos debían sobrevivir a ese clima con la única protección de una fina capa de lana. En “La República de los Lacedemonios”, Jenofonte habla con mucho detalle de aspectos relacionados con la agogè. Se creó, por ejemplo, la figura del mastigóforo, cuya labor consistía, exclusivamente, en castigar a los niños cuando fuera preciso. Vivian casi desnudos, pasaban hambre, se bañaban en las gélidas aguas del Eurotas, su única cama eran unos juncos arrancados con sus propias manos y eran flagelados por la menor falta. Sí, sin duda la agogè era despiadada, cruel y severa.
-En una novela histórica, la documentación es esencial. ¿Qué problemas o ventajas te ha supuesto tratar una época tan poco conocida? ¿Ha sido una tarea ardua documentarte?
-Un especialista en Esparta al que consulté diversos aspectos de la novela, me indicó en su primera respuesta que “se alegraba de que alguien escribiera al fin una novela sobre la Esparta arcaica, aunque fuera una temeridad”. Conseguir información sobre la época resultó un proceso casi imposible, es muy poco lo que se sabe sobre ese periodo en la polis espartana. Esta falta de información ha provocado que diversos especialistas propongan diferentes tesis sobre qué pasó, cuándo pasó y en qué circunstancias ocurrió. Así que lo primero que me encontré fue un problema para dilucidar temas tan básicos e importantes como las fechas en las que sucederían los diversos acontecimientos narrados o incluso las mismas líneas genealógicas. Por fortuna, como digo, pude contar con la ayuda de algunos especialistas en historia y de otras personas que me ayudaron a conseguir información, artículos de revistas descatalogadas, etc. De no haber sido por ellos, la novela, sin duda, no hubiera llegado a existir.
Esa falta de información puede tener ventajas… siempre y cuando uno quiera divagar e inventar cosas. No fue el caso de Hijos de Heracles. Prácticamente toda la narración y los sucesos que aparecen en la novela tienen apoyo histórico, aunque, por supuesto, me he tomado algunas licencias.
-Me ha llamado la atención la, relativa, brevedad de la novela, que apenas sobrepasa las trescientas páginas. Estamos acostumbrados a que las novelas históricas sean más extensas. ¿Ha sido algo natural o has tenido que recortar la obra?
-Hace unos meses, María José Barrios, una autora sevillana, publicó un libro de microrelatos. El que abre el libro se titula QUIJOTE y dice así: “El gigante se escondió, muy quieto, detrás del molino”. Una sola frase y toda una historia detrás de ella. Es cierto que estamos acostumbrados a que las novelas históricas suelen tener 600, 800 o más páginas. Sin embargo, la longitud de una historia no es proporcional a su calidad. Yo no planifico la longitud de mis novelas, no deben tener una longitud mínima. Trabajar de ese modo significaría que, con toda seguridad, parte de ella no aportaría nada a la historia. Prefiero que mis novelas mantengan el ritmo y el interés a lo largo de todas sus páginas.
-En los últimos años, cuando el público en general piensa en los espartanos indudablemente les viene a la memoria la novela gráfica y película 300. ¿Crees que esta fama puede beneficiar a tu novela o más bien puede ser un lastre?
-Depende de lo que espere el lector. En principio, tal vez pueda ser beneficioso, si bien el auge de 300 hace ya tiempo que pasó. Creo que la novela tiene un aire épico que a algunos les recordará a esa obra de forma ineludible. Los personajes muestran el mismo espíritu: parco, aguerrido, abnegado. Pero ahí acaban las similitudes entre ambas. La época histórica en la que se desarrolla una y otra son completamente diferentes. Ahora bien, aquellos a los que 300 les fascinó creo que quedarán más que satisfechos de la lectura de esta novela por un motivo concreto: Hijos de Heracles explica qué pasó para que, siglos después, Leónidas y sus hombres pudieran realizar una de las mayores hazañas de la historia. ¿Cómo fue posible que llevaran a cabo tal proeza? Hijos de Heracles contesta a esa pregunta.
-¿Por qué crees que una civilización con costumbres tan radicales ha cautivado a tanta gente? Recordemos por ejemplo que, entre otros hábitos, los espartanos arrojaban a los recién nacidos con deficiencias a un barranco.
-La cultura espartana es fascinante precisamente porque es capaz de lo mejor y de lo peor. Los espartanos realizaban actos tan terribles como el que comentas, declaraban la guerra a sus propios esclavos, que eran asesinados a cientos todos los años, o separaban a los niños de su hogar con sólo siete años para, entre otras cosas, darles de comer, durante el resto de su vida, poco más que un trozo de grasa de cerdo bañada en sangre. Y, sin embargo, pocos pueblos han mostrado la valentía que demostraban los espartanos. Su forma de pensar era única. Se conoce el caso de un soldado que sobrevivió a una batalla cuando la mayoría de sus compañeros resultaron muertos. Lejos de alegrarse, tanto él como su familia se mostraron apenados de que hubiera sobrevivido, pues la mayor gloria para un espartano consistía en dar la vida por su ciudad. Los espartanos evidenciaban una capacidad de abnegación y sacrificio difíciles de igualar. Pocas cosas provocan una impresión tan profunda en el ser humano como la valentía, y si algo no se le puede negar al espartano, es que fue uno de los pueblos más valientes que ha existido.
-Antes de “Hijos de Heracles”, te sentías más inclinado a la literatura fantástica. De hecho, las primeras versiones de la novela estaban más dirigidas a ese género, según tengo entendido. ¿Lo has apartado de tus planes de futuro?
-Creo que el género no es algo que deba preocupar. Lo importante de una novela son sus personajes y la historia que cuente. A continuación, se trata de buscar el marco adecuado para que esos dos elementos adquieran su máxima expresión. Si el marco idóneo es la Rumanía del s. XII, habrá que desarrollarla allí. Si se trata de una historia que necesite como marco a la Tierra Media de Tolkien, haremos bien en situarla en ese entorno. Si en el futuro me surge una historia interesante que sea de género fantástico, la llevaré adelante con tanto cariño e interés como cualquiera de mis otras novelas.
-Edhasa, tu editorial, ha cuidado la calidad de la edición: portada con ilustración del británico Tim Byrne, tapa dura (formato comúnmente reservado a los super-ventas)… ¿Cómo ha sido el trato con Edhasa? ¿Te han permitido involucrarte en todas las etapas de creación del libro?
-El trato con Edhasa ha sido estupendo desde el principio. Muy amable y mostrando un claro interés por dotar a la novela de la máxima calidad. También ha sido muy exigente, pues la calidad de sus publicaciones está fuera de toda duda. Por todo ello ha sido un privilegio trabajar con una editorial que tiene publicados a nada menos que quince autores premiados con el Nobel, además de innegables maestros de la novela histórica a nivel internacional. He podido intervenir prácticamente en todos los aspectos de la creación del libro. Pude dar mi opinión sobre cómo entendía que debería ser la portada, por ejemplo. Claro que, cuando contemplé la portada que Tim Byrne había desarrollado para vestir el libro, superó todas mis expectativas. La relación ha sido muy fluida, casi familiar. La verdad es que estoy deseando poder volver a trabajar con ellos.
-Hay muchas ilusiones puestas en esta novela, imagino, por tu parte y por la editorial. ¿Qué tal es ver tu nombre en las librerías por primera vez?
-Es la constatación de que voy por el buen camino. Indudablemente, uno se siente orgulloso de haberlo conseguido, pues son muchos los que se quedan en el camino. Pero hay que ser consciente de que no es más que el primer escalón de una larga escalinata que espero ir subiendo. Por ahora, todo me está saliendo bien: sólo un mes después de ponerse a la venta empiezan a aparecer las primeras opiniones entusiastas. La novela está gustando. No puedo pedir más.
-Además de escribir, colaboras en diversas publicaciones de prestigio e impartes cursos de creación literaria. ¿Crees que es provechoso para un escritor adentrarse en otros campos de acción?
-Desde luego. En los cursos de creación literaria, por ejemplo, interiorizas aspectos de este mundo que de otro modo pasarías por alto. Es muy interesante también comprobar el propio desarrollo, así como el de algunos escritores en ciernes con los que, tal vez, comparta estantería en el futuro.
-Podríamos catalogar tu carrera literaria como meteórica. Hace apenas tres años aún no te habías adentrado seriamente en este mundo. ¿Me equivoco?
-Sí, meteórica es una buena forma de decirlo. Al año de empezar a escribir tuve la suerte de que la prestigiosa agencia literaria Sandra Bruna accediera a representarme, y a los pocos meses, Edhasa mostraba interés por Hijos de Heracles. El esfuerzo es una parte importantísima en este mundo, pero no podemos pasar por alto que es muy necesario tener un poco de fortuna.
-¿Cómo es ser escritor a tiempo parcial? ¿Cuesta compaginarlo con tu trabajo habitual?
-Pues es agotador. Uno quisiera poder dedicarse a tiempo completo a escribir, pero la vida es muy cara, hay que pagarla día a día y el mundo literario se basa en una maquinaria lenta en la que muy pocos consiguen vivir de sus textos. Muchos creen que la vida del escritor es idílica, levantándose tarde, manejando importantes cantidades de dinero. ¡Nada más lejos de la realidad en la mayoría de los casos! Escribir es un trabajo arduo, que requiere un nivel de concentración tremendo en muchas ocasiones, y que requiere una cantidad ingente de horas dedicadas a la tarea de creación y documentación. Los grandes apellidos de la literatura, Follet, Grisham, King, etc… dedican todo su día a la labor de escritura. Los que no tenemos esa posibilidad, dedicamos todas las horas de las que disponemos, robándoselas al sueño, a la familia, a los amigos. En mi caso, tuve el apoyo incondicional de mi pareja que, de hecho, fue quien me animó a tomar en serio mi pasión por escribir. No es nada fácil y, sin embargo, se trata de una droga. Cuando empiezas, ya no puedes dejarla.
-A título personal, ¿qué buscas cuando inicias una historia?
-En realidad, no busco nada. Es la historia la que me encuentra a mí. En un momento dado me sorprendo diciendo: “esto puede ser una gran historia que contar”. A continuación, lo que intento es darle forma para conseguir que me emocione. Si no me emociono con la historia, será imposible que conmueva a nadie. Ese es el objetivo final de mis novelas: emocionar al lector de algún modo.
-¿Y qué esperas que encuentre el lector?
-Un escape, una historia que le hubiera gustado vivir, que le interese, que le sorprenda, con la que, quizá, pueda aprender algo. Como mínimo, que disfrute la lectura, que se entretenga. Todo texto tiene múltiples lecturas, y a cada lector le llega de modo distinto.
-Teo, me ha encantado compartir esta charla contigo. Gracias por compartir tu tiempo con los lectores de ilike magazine.
-Muchas gracias a vosotros por el interés en la novela y por el apoyo que prestáis a autores que, como yo, comenzamos este camino. Os deseo mucho éxito, y a aquellos de vuestros lectores que se animen a leer Hijos de Heracles, quisiera agradecerles la confianza y desearles un feliz rato de lectura.
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4 comentarios:
Excelente entrevista, Javier. Mis felicitaciones a ambos, Teo y tú por la misma.
Un abrazo.
El libro de Teo es uno de los mejores que he leído en lo que llevamos de 2010, y he leído unos cuantos!!
Muy buena entrevista, Javier.
Saludos!!
-Sergio: Felicitaciones a ti, que hay más motivos (futuro papá).
-Guillem: ¡Qué gran verdad! Estoy completamente de acuerdo. El libro de Teo es uno de los mejores de este año... junto con el tuyo (La Guerra por el Norte, no os lo perdáis).
Una entrevista muy completa, Javier, y tienes razón Teo es un escritor integral, posee buena literatura, conocimientos y facilidad de expresión. ¿Qué más se puede pedir?
Hijos de Heracles está respaldada por una gran editorial, lo cual es sinónimo de calidad.
Un abrazo a ambos!
Blanca
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