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Alcander, de Luisa Fernández

Ya está aquí... Legados

viernes, 9 de octubre de 2009

Relato: El Elegido

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Saludos una semana más, amigos de Tierra de Bardos. Mientras espero impaciente mi estreno en ilike magazine (el nuevo número llega con retraso, pero está al caer), he decidido postear un relato que escribí ayer mismo. No está, por tanto, corregido, así que cualquier defecto que encontréis agradecería que lo comentarais. Me encantan vuestras opiniones, me ayudan a mejorar. Decidme si os gusta la trama, la narración, si hay faltas ortográficas o de estilo... cualquier cosa.
Y, por supuesto, espero que lo disfrutéis.
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EL ELEGIDO

Javier Pellicer

Empuño la Espada con una mano, con la otra el recio escudo. Miro a mis compañeros: Romarc, el mago enano, y Emanta, la dulce arquera elfa. Hemos vivido tantas aventuras juntos que sobran las palabras.
Sin miedo, nos adentramos en la guarida.
Y allí está él, Razardor, El Impío, Señor de los Demonios Desgarradores. Hemos tenido que sufrir mucho para encontrar su fortaleza. Derramamos la sangre de miles de sus siervos, sobrevivimos a sus engaños, perdimos a compañeros, y padecimos las malas artes con las que trató de asolarnos
No ha podido con nosotros. Somos los Protegidos de Aaran, Dios de la Pureza. Somos únicos, los elegidos; los únicos guerreros, de los muchos que comenzamos esta guerra, que hemos llegado hasta él. Cada uno de nosotros es portador de una de Las Tres, las armas mágicas más poderosas de Amora, nuestro mundo. Fueron creadas por Aaran y ahora las empuñamos valiéndonos de nuestra voluntad forjada en la penuria: la Espada del Viento, el Báculo Viviente, y el Arco de la Verdad.
Razardor deja que nos acerquemos. Su aspecto es terrible: es fuego sobre carne putrefacta; tiene el tamaño de un gigante, tan grande como dos hombres; su cabeza es una retorcida masa sanguinolenta con dos ojos sesgados y una enorme boca llena de centenares de colmillos; no tiene manos, sus brazos terminan en sendos punzones de hueso llameantes. Es el ser más horrendo con el que me he encontrado.
Sonríe, y luego lanza una carcajada siniestra. Trata de intimidarnos, pero ya es tarde para eso. Nuestra decisión es férrea. Lucharemos.
El demonio supremo levanta los brazos y de la tierra ennegrecida surgen docenas de duendes corruptos. Una mera molestia para nuestras armas. Me lanzo hacia adelante con la certeza de que mis compañeros me cubren. Sesgo varias cabezas con el filo de la Espada del Viento; al contacto con el frío metal, los cuerpos demoníacos se desvanecen. Una ráfaga de magia, nacida en el Báculo de Romarc, acaba con el grupo de monstruos que se acercaban por mi zurda; media docena más caen ante las flechas múltiples convocadas por Emanta.
Ya estoy frente a frente con Razardor. Su poder es abrumador, no debo confiarme. Me ataca con un proyectil ardiente, que contengo con mi escudo bendecido. Tiene un conjuro que repele los ataques de fuego, o al menos los atenúa. Pero el gran demonio me golpea con su aliento. Me siento mareado, la mente obnubilada. Sé que es algo momentáneo, pero si no me rehago Razardor acabará conmigo.
Por fortuna, cuento con mis compañeros. Golpeado por la magia y las flechas santas, Razardor se estremece. Golpea el suelo con sus espadas de hueso y provoca un temblor. Rocas enormes se desprenden del suelo. Romarc se ve obligado a desviar su magia para esquivar las piedras, y Emanta no puede apuntar bien por el temblor.
Razardor los ataca. Están indefensos, no lograrán resistir.
Entonces siento que mi mente se aclara de nuevo. Aprieto los dientes y me lanzo a la carga del demonio. El primer mandoble hiere en su costado derecho. Razardor brama con el estrépito del inicio de los tiempos. Vuelvo a ser el centro de toda su atención. Me golpea con la punta de hueso que surge de su brazo diestro, destrozando el escudo. Mala jugada, engendro, pienso, pues ha dejado al descubierto su abdomen.
Una flecha, surgida del Arco de la Verdad, se adentra en su pecho. Pero no es suficiente para matarle. Para erradicarlo definitivamente, las Tres deben herirlo.
—¡Vamos! —grito a mis compañeros.
Romarc se acerca dispuesto a golpearlo con el Báculo Viviente. El golpe en su pierna provoca una contusión que comienza a degradar la carne de Razardor.
Falto yo. Alzo la Espada del Viento por encima de mi cabeza. El demonio está debilitado, no puede defenderse. Mi arma ruge con la fuerza de todos los vendavales de Amora. Un golpe, y acabaré con Razardor, El Impío, Señor de los Demonios Desgarradores. El enemigo más grande del mundo.
Un golpe, y seré el mayor héroe de la historia de Amora.
Y entonces, sin previo aviso, todo se vuelve oscuro.

***

—¡NOOO! —grito, al ver la pantalla de mi ordenador tan negra como el resto de mi habitación.
¿Por qué me pasa esto a mí? Llevo los últimos tres meses pagando por jugar a este MMORPG y justo ahora que alcanzo el enemigo final, donde ningún otro participante había llegado todavía… ¡me lo pierdo por un puto apagón!
¡Me quiero morir!

NOTA DEL AUTOR: MMORPG son las siglas que hacen referencia a los juegos de rol on-line masivos, como Worlds of Warcraft o City of Heroes.

7 comentarios:

Kerícolo dijo...

Premio para ti en mi blog. Pásate si quieres a recogerlo

Mián Ros dijo...

Desde mi comedida opinión y mediana conjugación de frases y verbos no podría ponerte ningún pero. Los pocos relatos que he leído tuyos están bien ambientados, especialmente encajados y resueltos cuando se alcanza el final que, esta vez y aunque parezca increíble, mi pensamiento se anticipó a él antes de llegar; fue en el momento que leí la descripción de las armas y la disposición para derrocar al malvado de turno cuando una voz dentro de mí, musitó: "¡Joder!, parece uno de esos videojuegos en los que la estrategia a la hora de luchar necesita la conjunción de los personajes para poder pasar de nivel; fundamental en estos casos"; y mira por donde, una sonrisa al final del relato me sobrevino al ver que lo había clavado sin querer, uniendo mi susurrante pensamiento al del propio escritor (lo del apagón de la tele no lo esperaba, a tanto no volé). Los que hemos jugado a los Final Fantasy y demás somos muy receptivos en estos casos (de otro modo jamás habría llegado a ese inesperado planteamiento); esto mismo lo he vivido en otros libros como la trilogía de Las Memorias de Idhun, por ponerte un ejemplo. Mis escritos a veces se han inspirado en esa fantasía de otros mundos que he transitado en tres de, igualmente. Es normal que las películas, dibujos animados, juegos y la vida misma sirvan de espejo para sentarse a escribir con una nueva chispa que prende y arrea nuestras pretensiones.
No obstante, la narración, los nombres y la persuasión que van envolviendo a los personajes y al mundo al que pertenecen es fantástica (caminas junto a ellos). Un trabajo poco o nada modificable. Enhorabuena.

Un abrazo, Javier. (mi sensación es una, entre un millón de sensaciones).
Otro empellón de esta mano amiga para cada uno de los caminantes Bardos.

"La Fantasía tira tanto de mí, como yo de ella." (MiánRos).

Mián Ros dijo...

Se me olvidó decirte en el comentario anterior, que en mi blog he puesto un enlace de tu libro, "La sombra de la luna". ¿No creo que te importe, no?
Un saludo.

Víctor Morata Cortado dijo...

Muy bien, Javi. Un relato con sorpresa, con la duración precisa y la historia bien centrada. Sigue así, colega. Un abrazo.

FJ.MJ dijo...

Hola, de nuevo se pone en circulación FJ.MJ blog.
1saludo!

Blanca Miosi dijo...

Caray, Javi, y yo que estaba tan entusiasmada esperando que que ganase la pelea, y ¡vino el apagón! ja, ja, eso no se hace!!

Me ha gustado el ambiente, la acción está bien narrada, y al ser contada en primera persona le da un aire muy real.

Besos!
Blanca

Javier Pellicer dijo...

-Kericolo: gracias inmensas por tu premio!!!
-MiánRos: tus comentarios siempre son maravillosos. Tienes razón, para todos aquellos que hemos jugado a rol había indicios esclarecedores en el relato. Además, tampoco traté de esconderlo mucho, exageré un poco la batalla, y puse tópicos (como el enano y la elfa, el guerrero, el mago y la arquera) a propósito. El toque de sorpresa quería conseguirlo con el asunto del apagón. Un saludo y gracias por tus palabras (y por el enlace en tu blog!!).
-Víctor: Bueno, no es de mis mejores relatos, pero estoy satisfecho. Tampoco tengo aspiraciones con él. Gracias por pasarte, compañero.
-FJ.MJ: Pues lo visitaremos, amigo. Saludos!!
-Blanca: jajaja... ya ves, me gusta ser malo a veces y dejar al lector con las ganas. La narración en primera persona era fundamental, porque debía dar la impresión de que el jugador del videojuego estaba tan metido que realmente vivía la partida. Besos!!!
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Narración radiofónica de mi relato "Como hadas guerreras"