TIERRA DE BARDOS, CIERRA.
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Alcander, de Luisa Fernández

Ya está aquí... Legados

viernes, 6 de febrero de 2009

Sólo el miedo es mi alimento

Bueno, fiel a la nueva política del blog, sigo diversificando temas. Hoy os dejo un relato corto de los que yo llamo "de desfogue", o sea, sin muchas ambiciones, un simple entretenimiento por mi parte. Los que hayáis leído "La Sombra de la Luna", mi libro publicado en Bubok, reconoceréis el entorno donde se mueve esta pequeña historia. Quizás algún día me dé por hacer una antología sobre la ciudad de Amalgama.

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SÓLO EL MIEDO ES MI ALIMENTO


Una buena noche para pasear. La ciudad ha quedado muda, sus calles vacías, todo es quietud, al menos en Día Perfecto, el barrio residencial más lujoso de Amalgama. Aquí no hay prostitutas, ni se ven mendigos, ni toxicómanos que se chutan en los callejones. No, en este barrio la basura es recogida cada noche, el aire huele a limpio, y ni siquiera de día existe el caos. Un lugar idílico, el paraíso perfecto, la contraposición necesaria a estercoleros como El Matadero, el nido de inmundicia de la ciudad.
Me gusta pasear, sin embargo es un hábito que no hace mucho que he incorporado a mi rutina. Desde hace un par de meses, cada noche después de cenar dejo a mi familia en casa, y salgo a dar una vuelta. No es que a mi mujer no le guste caminar, pero su jornada de trabajo es agotadora, ocho horas repartidas a lo largo de todo el día. Aunque tiene la suerte de no madrugar, termina todas las tardes a eso de las nueve. Es lógico que prefiera descansar, ver la tele, leer un libro… Mis hijos, en cambio, bordean ya unas edades, 16 y 14 años respectivamente, en las que prefieren pasarse horas conectados a internet o hablando por el móvil con sus amigos antes que ir de paseo con su padre. Mi trabajo como funcionario del ayuntamiento me deja sin embargo mucho tiempo libre. Estoy pensando en comenzar a escribir una novela. Tengo mucho que contar.
Cada noche recorro una parte de la ciudad. Y mientras camino, me gusta observar alrededor. Nunca sé lo que busco hasta que lo encuentro, pero sé que lo he hallado al sentir en mí ese gusanillo reconcomiendo mis entrañas. Cada noche es distinta su ubicación, pero cada noche, invariablemente, lo encuentro, como si fuera la misma Amalgama la que dirigiera mis pasos.
Me detengo delante de una casa cualquiera. Es una lujosa residencia con fachada blanca, de una planta, como el resto del barrio. No tiene verja, pero el portal, de estilo renacentista, llama la atención por su hermosa delicadeza. No es una mansión, pero le falta poco. Es bonita.
Con pasos calmos me acerco hasta la entrada. Llamo al timbre, y suena un dulce tintineo de campanas. Reconozco en la melodía una parte del Concierto de Brandemburgo Nº 2 en fa mayor de Bach. La puerta se abre. Es un hombre quien veo frente a mí. Medio calvo por delante, el escaso cabello gris, entrado en carnes. Sobre unos cincuenta años. Al fondo suena un televisor, con el volumen muy alto. El hombre me mira extrañado. Le devuelvo la mirada. La acompaño de una sonrisa tranquilizadora.
-¿Le puedo ayudar en algo?
-Me gusta su casa…
-¿Cómo?
-Es muy bonita…
-No entiendo. ¿Es algún tipo de broma?
-Tiene usted buen gusto…
-V-váyase… váyase o llamaré a la policía…
No lo hace, no le dejo. Lo aferro por la garganta, le impido que suelte siquiera un gemido. Lo empujo, estamos ya en su vestíbulo. Cierro la puerta tras de mí. Él intenta resistirse. Es inútil. Un movimiento. Lo tengo aferrado por detrás. Mi antebrazo derecho se acopla a su cuello. Mi mano izquierda lo ayuda. Gorgotea, busca gritar. Es todo desesperación. Es puro instinto de supervivencia.
Es puro miedo.
Miedo, mi dulce delirio.
Es tan sabroso.






Foto: Christian Bale en "American Psyco"

7 comentarios:

LadyRugi dijo...

Es bizarro.

Un giro total que hace que el equilibrado caminante del principio se convierte en el extraño psicópata del final.

También hay un buen juego en el hecho de que el hombre de 50 años se pone extremadamente nervioso con el simple diálogo con el protagonista, lo cual incita a pensar que al protagonista se le había puesto cara de demente. Un interesante recurso, aunque no he podido descubrirlo hasta el final del relato.

Un saludo.

Anónimo dijo...

La luz y la sombra.
Las mil caras de cualquiera de nosotros.
Eso es lo que más asusta de este mini relato, como de otros muchos libros que tratan este tema de la dualidad, de los claros y oscuros en los perfiles humanos.
En nosotros habita ese otro que ser escondido. Y eso puede dar miedo.
Un gustazo leer tu texto.

PAZ

Sandra dijo...

Buenas, siguiendo la sugerencia que dejaste en mi blog he pasado para ver tu "Tierra de Bardos" y lo que he leído me ha dejado sin palabras. Es excepcional, y con esto me quedo corta.

Me halaga muchísimo que un escritor de tu talla haya dejado un comentario en mi humilde blog.

Mi más sincera enhorabuena y también agradecimiento.

Besos!

PD: Fantástico relato, haces que te sientas dentro de él.

David Gómez Hidalgo dijo...

Que peligroso puede ser pasear por las calles de Amalgama.

Me ha gustado el giro inesperado del final, muy también en mi estilo de cambiarlo todo en dos o tres frases. Supongo que por eso me ha dejado un buen regusto de boca.

Saludos

Víctor Morata Cortado dijo...

Corto pero intenso. Me gusta porque no das tiempo más que a disfrutar la historia, sin que el lector pueda hacerse conjeturas antes de encontrarse de morros con la verdadera esencia de ese funcionario. ¿Quién sabe? Algunos ayuntamientos hacen algo prácticamente igual, jejeje. Bueno, un fuerte abrazo colega.

Lola Mariné dijo...

¡Uff! Tan idílico que parecía al principio...
Me ha impresionado.

4nigami dijo...

Hola cielo!
Siento no haberme pasado por aquí, pero es que estube liada con exámenes, y esta semana estube bastante de bajoncillo (y aún sigo...), y estoy un poco en modo vago... (de hecho te tenía escrita una carta, pero por no dar terminado lo que te iba a mandar con ella sigue relegada en el olvido... tendré que hacer otra... aiix...).

En fin, no comento nada del texto, porque no me lo lei que estoy muerta de sueño y voy a apagar el pc, pero antes de irme quería dejarte un mensajillo para que por lo menos sepas que sigo viva aunque no de señales de ello xD

Besazos cielo!!!

Narración radiofónica de mi relato "Como hadas guerreras"