TIERRA DE BARDOS, CIERRA.
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Alcander, de Luisa Fernández

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sábado, 21 de febrero de 2009

Estreno - Serie CUENTOS DE ERIAN

Hoy voy a inaugurar una serie de relatos (aún no sé cuantos, ni con cuanta asiduidad podré colgarlos, pues sigo escribiéndolos) basados en un mismo escenario: Erian, un mundo fantástico e imaginario que creé hace ya varios años para mi primera novela.

Es curioso cómo ocurren las cosas. La saga "Leyendas de Erian" (ni siquiera sé si se llamará así o habrá cambios) nació hace como poco 5 años, pero ha mutado increíblemente. Aún guardo los primeros mansucritos. Cuando los observo me hacen sonreír ante la ingenuidad propia de los primeros pasos. Ahora la historia ha tomado una dimensión abrumadora, y ha derivado en otros proyectos relacionados además de la historia original (que sigue en mi orenador, a la espera del momento). La primera "expansión" de la historia principal fueron una serie de relatos basados en un personaje secundario de la historia original, unos relatos que interconectan entre ellos hasta formar una historia propia, al estilo de la Saga de Geralt de Rivia. La llamé El Tejedor de la Urdimbre, y ahora mismo esta novela espera su oportunidad en los ordenadores de unas cuantas editoriales y agencias literarias. Me ofrecieron por ella una co-edición que rechacé, lo cual no deja de ser un síntoma de que, por poco que sea, algo bueno tiene.

Y después de un tiempo con otros proyectos, he vuelto a Erian para contar las leyendas e historias que dan forma al trasfondo histórico de ese mundo imaginario. Son una serie de relatos que narran momentos importantes de Erian, y otros no tanto pero que dan una visión adecuada de cómo es ese mundo. Espero que os gusten, pero os pido piedad, son relatos que apenas han sido revisados.

Comenzaré con una pequeña introducción a dicho mundo, junto con un mapa. Espero que os guste. En próximas semanas pondré el primer relato.


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INTRODUCCIÓN
ACERCA DE LAS TIERRAS DE ERIAN



Cuando sus propios habitantes piensan en el mundo de Erian imaginan sólo el Gran Continente. Erian, sin embargo es mucho más, pero no cabe negar que es precisamente en tan vasta masa de tierra donde transcurren los eventos más importantes de dicho mundo, aquellos que forjan su historia.
La silueta del Gran Continente es difícilmente definible. Está casi unido por su parte más septentrional a las Tierras Heladas del Norte, y por la zona austral a las Tierras Heladas del Sur; las costas del continente toman formas enrevesadas, ciertamente caóticas, si bien uno de sus rasgos más característicos es que en su zona central las tierras se estrechan hasta formar lo que podría definirse como un puente entre dos continentes con ansias de separarse, o tal vez de unirse. Dicha zona, conocida como Colinas Verdes, es sin embargo más extensa en anchura de lo que sugieren los mapas. Cerca del Gran Continente, como compañeros subordinados, existen varias islas: Aria, al oeste, Horddian, el Archipiélago de Hippiel, Il·lien y la minúscula Pediean al este, y Hazon al sudoeste.
El Gran Continente está dividido en muchos territorios, no obstante son nueve las grandes regiones, independientes entre sí. Iniciando el viaje en el sur, se hallan las Tierras Calcinadas, un vasto erial con escasa vida, hogar de criaturas indeseables, siendo los phomhor, una raza de hombres primitivos y brutales, una rama de la humanidad que nunca llegó a evolucionar, quienes más abundan.
Subiendo hacia el norte, una vez traspasadas las Montañas Sombrías— una muralla natural de escarpados picos justo donde las tierras comienzan a estrecharse para dar paso a las Colinas Verdes—, apenas a unas millas, se halla el Reino de Antala, hogar de los Hombres del Medio, como comúnmente se conoce a los antalianos. Éstas son tierras de labranza en su mayor parte, si bien hay territorios más escabrosos, como La Quebrada del Ciervo o el Valle de la Ida y la Vuelta, o las nororientales Montañas Blancas. Antala se divide principalmente en tres grandes comarcas que forman una columna vertebral, la ya mencionada Colinas Verdes al sur, las Praderas Centrales, y las Praderas del Interior. Las ciudades más importantes de dicho reino son la portuaria Calian, al oeste de Colinas Verdes, y la capital, la fastuosa Calanas, también conocida como Las·cathàïr, que significa Ciudad de la Luz en el exclusivo idioma clerical. Es, sin duda alguna, la ciudad más próspera de todo Erian.
Al oeste de Antala se abren las Estepas Desiertas, la única gran región que da forma a las Tierras Bárbaras, en cuya capital, Kalshorr, viven los llamados por sí mismos Syr, pero que todos conocen como bárbaros, por su modo de vida centrado en la fuerza de las armas. Por fortuna para el resto de Erian, los bárbaros concentran sus ansias de violencia entre sus propias tribus. Sin embargo, las cosas bien podrían cambiar de un momento a otro.
Siguiendo los caminos que llevan al este desde Antala, el caminante llegaría a Haddian, una pequeña región, en comparación con otras, de escasa importancia, al menos en apariencia. Escasas son las aldeas que allí se pueden encontrar, siendo Ussia la más importante de ellas por su condición, pues es la única urbe de Erian en donde casi exclusivamente sólo viven los conocidos achas, o pigmeos, hombres de tamaño enanil, famosos por ser amantes de la paz y huir de todo cuanto no sea una vida sin sobresaltos.
Subiendo hacia el norte se llega a las Tierras Talamh, reino del pueblo de hombres del mismo nombre. En realidad, podría ser precipitado llamarlo reino. Quizás en otro tiempo lo fuera, pero en los días de esta narración los talamh se concentraban en una única urbe, la Ciudad Excavada del Monte Kendor, una colosal metrópoli, como su propio nombre indicaba, horadada en la montaña, en su superficie y bajo ella, y en estas eras vetado a todo el que no perteneciera a dicho pueblo. Como lugares imponentes, más allá de la Ciudad Excavada, se podía encontrar la montaña más alta de todo Erian, el Karhand·dur, al que ningún hombre ha podido escalar, o la antigua capital talamh, Thondorian, ahora una ciudad fantasma, derruida en tiempos pasados durante la famosa Guerra de la Discordia.
Más al norte se extienden las Tierras Yermas, hogar de nadie, excepto en sus costas norteñas, donde se suceden varias aldeas independientes. La Costa Gélida, como se llama a dicha franja ribereña, se extiende también hacia el oeste, invadiendo la siguiente gran región de Erian, las Tierras Desoladas, de nuevo una zona sin rey o gobernante alguno, moteado de varias aldeas donde predomina la gente de dudosa calaña, en busca de refugio antes las leyes de Antala.
Justo al oeste se abre la tercera región más grande del Gran Continente, sólo superada por Antala y las Tierras Calcinadas. Syn·nvallen es, en su mayor parte, un enorme bosque, el Mearha, más cerrado conforme uno se adentra. Era el hogar de los albos, los que se dice fueron los primeros hombres evolucionados por los Dioses Moldeadores. La gran mayoría habita en la capital Indal·lion, un exquisito refugio en el interior del bosque, al que no todos los viajeros son bienvenidos, en especial luego de la Guerra de la Discordia que los enfrentó a los talamh. El Reino de Syn·nvallen es, no obstante, aliado de Antala, aunque con ligeras reticencias, pues también los antalianos mantienen lazos de amistad con los talamh. Un delicado equilibrio sustentado en los hombros de los sucesivos monarcas de Antala.
Un pequeño desvío hacia el norte conducirá al peregrino a Hior, una península que, en su busca amorosa de las Tierras Heladas del Norte, divide el mar en el Océano del Este y el del Oeste, gracias al Estrecho de Haroel.
Bajando de nuevo a Syn·nvallen, y luego continuando el camino hacia poniente, se llega a Meldor, la región dominada por los temibles e’kandri. Como los bárbaros syr, son una civilización de hombres entregados a la violencia y las guerras. Su sociedad se divide en clanes, y también como los bárbaros se enfrentan entre sí muy a menudo. A veces, sin embargo, cuadrillas de bandidos se atreven a cruzar las fronteras con Syn·nvallen, y los hay incluso que, sobre todo en los últimos tiempos, llegan a las Tierras Bárbaras o a las puertas de Antala. La férrea vigilancia de los albos y las tropas antalianas disuade a muchos, pero las tierras son extensas, plenas de recovecos y pasos escondidos, y los hombres escasos.
Este es, en lo básico, el entramado geográfico del Gran Continente. Mucho hay por descubrir, sin embargo, en todas las regiones nombradas, y muchas son las peculiaridades de cada una de las razas de hombres que habitan en dichas zonas.
Pero, para comprender cada una de ellas, y sus historias, es necesario adentrarse profundamente en las Tierras de Erian.

5 comentarios:

LOREA OTSOA HONORATO dijo...

Tiene muy buena pinta, los voy a seguir encantada. Ya estoy deseando que publiques el primero.



Un saludo.

Víctor Morata Cortado dijo...

Magnífico!! Creo que es una gran idea y que no te van a faltar seguidores. Veo que ya hemos roto el bache, jejejee... me alegro... yo también he empezado ya con un par de proyectos... Cuidate, tío. Un fuerte abrazo.

Víctor Morata Cortado dijo...

Magnífico!! Creo que es una gran idea y que no te van a faltar seguidores. Veo que ya hemos roto el bache, jejejee... me alegro... yo también he empezado ya con un par de proyectos... Cuidate, tío. Un fuerte abrazo.

Guillem López dijo...

Hola Javier. Mi enhorabuena por el proyecto; se nota que llevas tiempo con él y mucho trabajo a cuestas. Sigo leyendo tu novela, La sombra de la luna.
Ya hablamos.
Un saludo.

Susana Torres dijo...

Javier, esto es impresionante, ¡pedazo de mundo el que nos presentas!

Espero que pongas pronto ese primer relato, ¡quiero leerlo!

Aprovecho para decirte que he escuchado el relato "Como Hadas Guerreras" que has puesto por ahí arriba y que me ha emocionado. Es bueno, Javi, muy bueno.

Besos!

Narración radiofónica de mi relato "Como hadas guerreras"