TIERRA DE BARDOS, CIERRA.
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Alcander, de Luisa Fernández

Ya está aquí... Legados

sábado, 26 de septiembre de 2009

Reseña: Donde termina el arco iris, de Cecelia Ahern

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Saludos, viajeros de Tierra de Bardos, tanto en este blog como a través de Facebook (donde me seguís cada vez más). Hoy os traigo la reseña de un libro que leí hace un par de semanas.



Reconozco que no soy nada aficionado a la literatura romántica, al menos la que se puede calificar como exclusivamente romántica. Me gusta que una novela contenga en su trama una historia de amor, más o menos presente, pero siempre como apoyo de un argumento principal.

¿Y cómo me dio por leer un libro calificado como “romántico”? Por la originalidad de su planteamiento. Me atrajo cuando, navegando en un foro literario, alguien mencionó una novela que transcurría sin un narrador que contara la historia. Durante las páginas de “Donde termina el arco iris”, la autora transmite su historia a través de las notas, cartas y correos electrónicos que los personajes se envían unos a otros. En efecto, la novela está narrada en forma de diálogos y cartas. Eso picó mi curiosidad.

Algunos pensaréis que este particular estilo podría resultar pesado o demasiado caótico. Os aseguro que no es así. Me leí el libro en un día. La lectura se hace sorprendentemente amena, y hay que alabar el modo en que la autora ha logrado hacer entendible una historia con este método tan poco común. Engancha, os lo aseguro.

Veamos el argumento propiamente dicho: Rosie y Alex han estado juntos desde que eran niños, han compartido travesuras, alegrías y vivencias. Son tan amigos que no conciben vivir separados el uno del otro. Pero un día, el padre de Alex recibe una oferta de trabajo irrechazable llegada de Boston, y la familia del chico se muda a Estados Unidos (olvidaba decir que Rosie y Alex son irlandeses). Por primera vez en su vida, los dos muchachos se separan. Rosie es quien más lo padece. Sin Alex se siente totalmente perdida.

Pasan los años y llega la oportunidad para que Rosie viaje a Boston a estudiar, y pueda reencontrarse con Alex. Pero entonces, todo cambia para siempre (no voy a desvelar el suceso). Sintiéndose desgraciada, Rosie debe quedarse en Irlanda. Pero la relación entre los dos amigos, lejos de desaparecer, se mantiene durante años, gracias a las cartas, los e-mails y algún encuentro esporádico. La vida los golpeará de mil y un modos distintos, hasta que llega el momento que entienden que lo que hay entre ambos es mucho más que amistad.

¿Qué ocurre a partir de entonces? Muchas cosas, pero tendréis que leer el libro para saberlo, porque servidor no va a decir nada más. No creáis, sin embargo, que se trata de la habitual novela romántica pasional (a pesar de que la versión original esté editada por Harper Collins, especialista en este género). Yo ni siquiera la consideraría romántica, en el estricto sentido de la palabra, pues los personajes viven la historia como amigos, y el tema romántico no aparece hasta más adelante.

En la novela encontraréis momentos chispeantes y muy divertidos, con diálogos delirantes que os harán reír en voz alta (impagables las primeras páginas, con las notas que intercambian los dos niños, incluidas las faltas de ortografía típicas de cualquier chiquillo); también hay mucha ternura, y sobre todo drama. Nada de sexo o erotismo. Todo es más sutil, más cercano, a pesar de que juega con una idea onírica que a todos nos gustaría que fuera verdad: que una amistad íntima pueda sobrevivir intacta durante décadas entre dos personas que viven cada una en una punta del mundo.

En resumidas cuentas, una historia ligera, tierna, divertida en ocasiones, y muy recomendable. Y original por la narración exclusiva a través de diálogos y cartas. Adictiva.

Un saludo a todos, viajeros.

sábado, 19 de septiembre de 2009

La pregunta

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Saludos, viajeros. Antes de iniciar el relato que os ofreceré esta semana, me permito informaros que la entrevista que realicé a Ivan Mourin ya puede verse en el portal queleoahora.com, además de en H-Horror.
También os anuncio que ya falta muy poco para que aparezca la primera entrega de "La Sombra de la Luna" en la revista ilike magazine, junto con mis dos primeras reseñas y una entrevista a Blanca Miosi.
Y, para rematar la faena, cierto visitante asiduo de Tierra de Bardos me ha hecho mi primera entrevista, para un boletín digital de un portal literario. Ya os contaré.

Y ahora, os dejo con "La pregunta", seguramente mi relato más "raro", y que nació de una foto que incluyo en la entrada. Es un texto que se aleja diametralmente de lo que en mí es habitual, así que excusadme si no está a la altura de vuestras expectativas. No es ni más ni menos que un experimento.

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LA PREGUNTA, por Javier Pellicer




¿Qué hiciste por ayudarla?

Sentado en su coche junto al río, mientras inhalaba el monóxido de carbono que poco a poco se acumulaba en el habitáculo, volvió a plantearse la pregunta. La respuesta seguía siendo la misma.

Nada.

Las imágenes volvieron. La niña, siempre la niña, ocupaba su mente. Escuálida, débil, vulnerable… rendida ante lo infausto del destino que le había sido impuesto.
Y con ella, el buitre, acechando, a la espera de lo inevitable; el buitre, la metáfora con aspecto de animal; el buitre, la encarnación del hambre, del horror. La encarnación de la miseria de un mundo que permitía situaciones como aquella.
La pregunta lo perseguía, nunca había dejado de hacerlo; la pregunta de cuantos habían contemplado aquella foto; la pregunta que, como aquel buitre paciente, lo había devorado en vida poco a poco.

¿Qué hiciste por ayudarla?

Nada.

Quizás la culpa había sido de la cámara. El objetivo era como un escudo, como una línea que el miedo y la compasión no podían traspasar. Protegía al fotógrafo del horror que plasmaba, lo alejaba de la misma realidad que trataba de enfocar. En aquel trabajo resultaba imprescindible una anestesia emocional, bien fuera natural o artificial. Cuando la primera fallaba, entraban en juego la cerveza y la cocaína. Lo contrario era dejarse llevar por la locura.
Demasiadas muertes sin sentido habían sido inmortalizadas por su cámara. Gente matando y gente muriendo, su vida se había cimentado en la muerte de otros. «Me persiguen los recuerdos de las masacres y los cuerpos», había escrito en una nota que reposaba en el salpicadero de su coche.
La cámara es la culpable, se dijo, en un esfuerzo por erradicar su pecado. No se consideraba una mala persona, sólo era un profesional haciendo su trabajo. Incluso podía decirse que su labor había significado para muchos la diferencia entre la vida y la muerte. Se jugó la vida en numerosas ocasiones por conseguir unas imágenes que mostraran al mundo el horror de una realidad que el mundo «civilizado» se empeñaba en dejar de lado. Su foto, la foto que se había convertido en su maldición, había concienciado a muchos, había servido para crear más y más de una necesaria presión política. Logró que el mundo olvidara momentáneamente sus insignificantes problemas y supiera de una verdadera tragedia. Contribuyó a despertar la compasión que se había visto obligado a desactivar en su corazón.
A cambio pagó con su alma.

¿Qué hiciste por ayudarla?

La respuesta, a pesar de sus reflexiones, no había cambiado.

Nada.

¿Habría servido de algo su intervención? Sabía que no, había visto demasiadas situaciones como aquella para saber que cualquier intento de ayuda era menos que inútil. Aunque hubiera tomado a la chiquilla en brazos y la hubiese trasladado al hospital del campamento de las Naciones Unidas, nada habría cambiado. Una criatura con unos bracitos tan endebles, con unas piernecitas siempre a punto de rendirse ante el peso escaso pero aún así insoportable, no tenía posibilidad de ser salvada. La niña estaba desahuciada.
La suerte de la pequeña había sido decidida antes incluso de nacer, sencillamente porque había tenido la desgracia de surgir en un mundo de tercera; un mundo donde la vida no tenía, al parecer, el mismo valor que en otros lugares; un mundo en donde las personas no eran dignas de tenerse en cuenta, excepto durante el exiguo tiempo en que duraba una noticia en televisión.

¿Qué hiciste por ayudarla?

Sentía ya los párpados pesados, unos pocos segundos y pasaría de la dulce semiinconsciencia al olvido total. Pero la respuesta seguía siendo la misma.

Nada.

¿Qué hubiese cambiado, de haberse planteado la pregunta en aquel momento? Todo, en realidad, al menos para él. La niña habría muerto, sí, pero al menos habría podido mirarse al espejo por las mañanas; al menos no se hubiese dejado atrapar por el alcohol; al menos el remordimiento no le hubiera podrido de dentro a fuera.
Al menos no se habría hecho aquella maldita pregunta cada día.
Una depresión constante y creciente fue el legado de aquella foto. El tiempo no sanó la herida, la agravó más y más. El alcohol fue su refugio. Poco a poco fue perdiendo contacto con la realidad.
—Es la foto más importante de mi carrera —dijo durante la recepción del premio—, pero no estoy orgulloso de ella, no quiero ni verla. La odio.

¿Qué hiciste por ayudarla?

Nada.

Ya no importaba. Había pagado durante años, era el momento de descansar.
Mientras su alma se desprendía poco a poco del cuerpo fatalmente adormecido, sus últimos coletazos de conciencia volvieron a plantear la pregunta, una última vez

¿Qué hiciste por ayudarla?

Como una cálida brisa susurrada al oído, le llegó, al fin, la respuesta.Y con ella la paz.

Inmortalizarla.

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Kevin Carter recibió el premio Pulitzer de fotoperiodismo en 1994 por una foto que retrataba la agonía de una niña moribunda en la aldea de Ayod, en Sudán. En la foto, que fue publicada en el New York Times, la niña aparece arrodillada, rendida con la frente sobre la tierra reseca. A escasos metros, un paciente buitre esperaba su momento. Kevin la fotografió durante veinte minutos. Las malas lenguas aseguran que tras tomar las imágenes, sencillamente guardó su cámara y se marchó.
Algunas versiones dicen que la niña estaba simplemente defecando, y que el buitre esperaba a que la niña terminara la deposición que sería su alimento. Sea como fuere, aquella imagen dio la vuelta al mundo y mostró la auténtica dimensión de la hambruna en África.
Cuatro meses después de recibir el premio, tras una depresión por diversos traumas —los recuerdos de las guerras vividas, remordimientos acumulados tal vez, dependencia a las drogas, y la muerte de su amigo y compañero fotógrafo, Ken Oesterbroek—, Kevin Carter se suicidó inhalando monóxido de carbono del tubo de escape de su coche.

sábado, 12 de septiembre de 2009

Entrevista con el escritor Ivan Mourin en H-Horror

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Saludos una semana más, viajeros de Tierra de Bardos.
La de esta semana será una entrada corta. Como ya he comentado en el blog, a mi faceta como escritor he unido ahora un tímido escarceo al mundo de las reseñas y colaboraciones con revistas y páginas literarias (ilike magazine y h-horror). Y, como mi buena amiga Blanca (aunque sin su maestría), también me ha picado un poco el gusanillo de las entrevistas a otros escritores. Este mismo mes saldrá publicada en la revista ilike magazine la entrevista que le realicé a la misma Blanca Miosi (junto con la primera entrega de mi novela corta "La Sombra de la Luna"), y hoy mismo he comprobado que el creador de la página H-Horror, Darío, ha colgado ya en su web la entrevista que realicé a Ivan Mourin, escritor catalán especializado en el terror, autor de dos novelas, "Niños perdidos" y "Sociedad Tepes". Ha resultado ser una grata novedad, porque me ha permitido acercarme un poco a un compañero de letras cuyo camino ya ha pasado el límite de la "clandestinidad", la linea imaginaria que separa el escritor aficionado del profesional. Una entrevista enriquecedora.
Os animo a que la leáis en http://www.h-horror.com/Other/entrevista%20ivan%20mourin.html
Si queréis, podéis dejar vuestros comentarios en esta misma entrada, aunque la semana que viene publicaré la entrevista aquí. También aparecerá en breve en la web literaria queleoahora.com.

Es todo por esta semana. Un saludo a todos.

viernes, 4 de septiembre de 2009

Imperfecta Simetría - Darío Vilas, Rafa Rubio

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Saludos, caminantes de Tierra de Bardos. ¿Cómo ha ido la semana? ¿Qué tal el retorno al trabajo? Espero que bien y que haya habido pocas depresiones post-vacacionales. La mía ya comienza a remitir. ¡Qué remedio nos queda!

Hoy voy a hablaros de un libro llamado "Imperfecta Simetría", de los autores Darío Vilas (creador de la web de terror H-Horror) y Rafa Rubio (colaborador y administrador de la mencionada página). El libro aún no ha llegado a mis manos, así que de momento sólo os mostraré la nota de prensa de la editorial (Círculo Rojo), y cuando lo lea ya haré una reseña personalizada. Eso sí, puedo hablar favorablemente de los autores, con los que coincidí en primer lugar en TusRelatos.com (parece que fue hace siglos), y luego en H-Horror.

Antes, sin embargo, apuntaré algo. "Imperfecta Simetría" nació como proyecto común entre una serie de escritores no profesionales entre los que me encontraba (junto con amigos como los ya mencionados Vilas y Rubio, y Víctor Morata, entre otros). La cosa no llegó a cuajar porque cada uno de nosotros tenía caminos propios. Lo que tenía que ser mi aportación al proyecto "Simetría", un relato de pocas páginas, pasó a ser mi novela corta "La Sombra de la Luna". La ciudad de Simetría pasó a ser Amalgama, y el relato de 12 páginas se convirtió en una novela de algo más de 100 páginas. Todo eso ya lo he contado en el epílogo de mi novela "La Sombra de la Luna", que os recuerdo que este mismo mes comenzará su publicación por entregas en la revista Ilike magazine, ya informaré cuando ocurra.
Por parte de Darío y Rafa, sus aportaciones a Simetría también evolucionaron y se convirtieron en esta serie de relatos interconectados, "Imperfecta Simetría".
Dicho esto, os dejo con la presentacíón de la editorial Círculo Rojo:

IMPERFECTA SIMETRÍA
Autores: Darío Vilas Couselo y Rafael Rubio García

ISBN: 978-84-937398-7-4
118 páginas.

21x14 cm. Rústica sin solapas.
Colección Relatos nº 2
Precio: 12 €

Compra de ejemplares: info@editorialcirculorojo.com, http://www.h-horror.com

El libro:

Simetría, una isla de decadencia, expulsada de la península a la que pertenecía por albergar toda clase de corrupción y horror humano. Sus historias, sus habitantes, sus inquietudes, o la carencia de ellas, se dan cita en este libro; una recopilación de relatos que van de lo absurdo a lo terrorífico, pero sin prescindir de cierta belleza morbosa, siempre unidos en imperfecta Simetría.

Los autores:

Rafa Rubio nació en Girona, el 16 de octubre de 1977, aunque su verdadero hogar está en Blanes. Sus textos se caracterizan por la fuerza que imprime a cada párrafo, una contundencia que golpea al lector de forma certera e invita a la reflexión. Ha participado en un libro recopilatorio de relatos y es coadministrador de la Web de literatura de
terror www.h-horror.com, donde ha participado también como autor de varios relatos y aparece en el primer fanzine en papel.

Darío Vilas nació en Vigo, el 10 de junio de 1979. Ha publicado sus relatos en diferentes revistas literarias, tanto digitales como en papel, y ha participado en varios libros recopilatorios. En la actualidad se encuentra inmerso en el proyecto de editar su propio fanzine de terror (Horror Hispano), ya que es el género en el que se desenvuelve de
forma natural, llevando a ese terreno casi cualquier idea que su imaginación le regala.



Después de esto, sólo me queda desearle mucha suerte a ambos autores. Y recordaros también que en H-Horror siguen recibiendo relatos de terror para el segundo número del fanzine. ¡Animáos!

Narración radiofónica de mi relato "Como hadas guerreras"