TIERRA DE BARDOS, CIERRA.
Pero yo no desaparezco. A partir de ahora podrás encontrarme en mi WEB OFICIAL DE AUTOR pinchando en la imagen inferior. Allí os ofreceré más artículos, noticias, reseñas y todo el contenido habitual en este blog.
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Alcander, de Luisa Fernández

Ya está aquí... Legados

viernes, 29 de mayo de 2009

La Fuente de la Vida, una pequeña pero bellísima obra maestra

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Hoy he decidido postear algo fuera de lo común: la crítica de la última película que ha pasado por el DVD de mi salón.

Estamos acostumbrados a que grandes historias nacidas en los libros sean adaptadas (las más de las veces no demasiado bien) por el mundo del cine. Todos estamos de acuerdo en que mayoritariamente la literatura es más prolífica en buenas historias, pero a veces surgen excepciones. A veces, en el cine nacen pequeñas obras maestras que cualquier escritor habría deseado firmar, y que para más colmo han pasado sin pena ni gloria (injustamente) para el publico mayoritario.



En este caso, me refiero a la última película que he visto, y que definitivamente me ha enamorado. Se trata de “La Fuente de la Vida” (The Fountain), un film con varios años a su espalda (2006), dirigida por Darren Aronofsky (padre de películas de culto como “Pi” y “Réquiem por un sueño”) e interpretada por dos actores que estamos más acostumbrados a ver en superproducciones, Hugh “Lobezno” Jackman (perdón por la broma) y Rachel Weisz (“La momia”, “El jardinero fiel”, “Constantine”…).
La Fuente de la Vida no tiene término medio. Quienes la han visto se posicionan en dos bandos: aquellos que han quedado encandilados y quienes la califican como un bodrio (yo, como he dicho, estaría en el primer grupo). En primer lugar, quien esté pensando en verla movido por este post, debe tener en cuenta que no se trata de una película al uso, porque aunque esté enclavada en el género de la ciencia-ficción no tiene ningún punto en común con lo que estamos acostumbrados a ver. Si queréis batallas espaciales y demás clichés (que a mí me gustan, aunque no dejan de ser lo habitual), olvidad esta película.



La Fuente de la Vida está más cercana a 2001: Una Odisea del Espacio (obra maestra donde las haya) que a Star Wars. Aborda la historia de tres personajes que son uno solo: Tomás, conquistador del siglo XVI a las órdenes de la Reina Isabel de España; Tommy, médico científico del presente, cuya mujer sufre un tumor terminal; y Tom, un peculiar astronauta del siglo XXVI. A los tres los mueve lo mismo: salvar a la mujer que aman, en sus diferentes encarnaciones (pista: no todas ellas humanas). A partir de ahí, todo es original cuanto menos, pero contado a un ritmo que los seguidores de combates con espadas de luz seguramente no tolerarán, pero que a buen seguro gustará a los lectores de novelas con cierto tinte filosófico y/o dramático. Las escenas de los tres personajes, pasado, presente y futuro, se suceden con fluidez, interconectándose sin suponer saltos incómodos en la narración, y con escenas emocionalmente muy bellas, de esas que te dejan un nudo en la garganta y la lagrimilla a punto de resbalar por la mejilla.



La profundidad del filme, al menos a mi modo de ver, es una delicia. La supuesta ciencia-ficción pasa pronto a un segundo plano (excepto en la parte final, con dos escenas impactantes) a favor del tratamiento preciosista (que levantó polémica en su día) y esperanzador del concepto de la muerte en relación con la vida, y siendo el amor quien enlaza ambos opuestos. El propio director la describió como “poema sobre la muerte”, una maravillosa definición. No quiero decir mucho porque considero que cada uno debería formarse una opinión personal sobre la película. Esa es su mayor grandeza, que está abierta a interpretaciones.
Aunque no cabe negar que, si esta película tiene un punto débil, es que habrían sido adecuadas algunas explicaciones a ciertos asuntos. Según he sabido por la red, estos eslabones débiles son debidos a los problemas que hubo en la producción y la falta de completa libertad del director (menor presupuesto y cambio de actores, que iban a ser Brad Pitt y Catte Blanchet, aunque tras ver a Jackman, creo que salieron ganando). Aún así, en conjunto todo casa realmente bien y las lagunas pueden ser rellenadas por la propia imaginación del espectador.



A pesar de lo dicho hasta ahora, visualmente no desentona. Los efectos digitales lucen como deben hacerlo, como complemento a la historia. Son agradables y, en el momento oportuno, muy espectaculares (ojo a la escena culminante).
No puedo dejar de hablar de los actores. Rachel Weisz está encantadora, solvente como en ella es habitual, pero es Hugh Jackman quien merece todo elogio (y como poco una mención al Oscar). No os resultará difícil quitarse por un momento de la cabeza a Lobezno (algo complicado en la mayoría de sus películas). Su interpretación es magistral (estremecedora la escena donde se “tatúa”), en cada uno de sus tres papeles.



Mención especial para la banda sonora. Soberbia, absolutamente sublime, tanto que no he podido dejar de conseguir el disco. Una bellísima interpretación a cargo del colaborador habitual del director de la película, Clint Mansell (conocido por la banda sonora del trailer de “El Señor de los Anillos, Las Dos Torres”, seguro que la recordáis porque fue un éxito y la han utilizado hasta la saciedad en anuncios de otras películas y series).
En resumen, a mi modo de ver “La Fuente de la Vida” es una película con una historia atemporal digna de cualquier gran clásico literario de todos los tiempos; una película deliciosa en lo técnico, genial en lo interpretativo, y preciosa en lo argumental, que llega a los corazones de aquellos que les gusta dejarlo abierto. Una pequeña, aunque bellísima, obra maestra.
Eso sí, no apta para quienes buscan la acción trepidante de las grandes superproducciones.



Lo mejor: -Casi todo: la historia, la interpretación, la narración, la música, la parte técnica.


Lo peor: -Casi nada: algunas explicaciones para completar ciertas lagunas

martes, 26 de mayo de 2009

H-Horror da el salto al papel

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Qué pedazo de portada, ¿verdad? Pues bien, se trata de la portada del primer número del fanzine (en papel y digital) oficial de la página Horror Hispano, la web literaria dedicada al terror de la vengo hablándoos desde hace días, y en la que participo con varios relatos (¡y hasta un artículo, la crítica de la serie de TV "Hay alguien ahí"!). Como veis, Darío, su creador, va con ganas, un tipo emprendedor y con grandes ilusiones.
¿Y qué contendrá este primer número? Eso es lo mejor, el fanzine será creado por los propios lectores de la página, que podrán votar el relato que más les haya gustado para que sea incluido entre los más votados. A partir del próximo 15 de junio se abren las votaciones, que se realizarán enviando el título del relato elegido a la siguiente dirección, poniendo en el asunto "Mi voto":

horror_hispano@yahoo.es

Adicionalmente, se podrá votar también un relato de la sección Nosólohorror, con relatos no relacionados con el terror. De éstos, sin embargo, sólo saldrá uno en el fanzine. Para hacerlo, la dirección es la misma, pero en el asunto habrá que poner "Voto NoSoloHorror".

Hasta el 15 de junio, todo aquel escritor que lo desee puede aportar algún texto para que entre en las votaciones. Los que lleguen más tarde del 15 de junio, entrarán a la convocatoria de votaciones para el segundo ejemplar.
Decir asímismo que lo recaudado por los fanzines no irá al bolsillo de Darío, ni mucho menos, sino que servirá para sufragar el certamen literario que tiene en mente. Así que ya sabéis, además de votar o participar, también toca adquirir el fanzine cuando salga publicado (en Bubok), para apoyar la ingente tarea del buen amigo Darío.

sábado, 23 de mayo de 2009

La ninfa de los vientos, narrado en el programa Breus

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Fue una sorpresa cuando abrí el correo electrónico y vi un mensaje de David Morales, director del programa radiofónico Breus. Hace casi un año le envié unos cuantos relatos, entre los cuales eligió "Como hadas guerreras" para mi primera participación en el programa (no olvidaré ese día, porque compartí programa con Víctor Morata, gran colega de infortunios literarios). Desde entonces han pasado meses, y poco me imaginaba que David volvería sobre esos relatos que le envié. Pero lo hizo, y desde aquí le doy las gracias. Cualquier relato, en su magnífica voz, parece cobrar una nueva dimensión.
Como os comenté, el programa entero ya puede descargarse en la página del programa Breus, y os lo aconsejo porque se narraron grandes relatos. De todos modos, os dejo en el post el que abrió el programa, o sea, mi "La ninfa de los vientos". Un cuento al que le tengo mucho apego porque nació en una noche, mientras pensaba en una buena amiga (Sandrita, pásate por aquí y deja un saludito para mis caminantes) que lo estaba pasando mal. Como entonces, y siempre, este relato nació por y para ella. Por tanto, es el único de mis relatos que jamás tocaré una sola coma.
Sin más dilación, "La ninfa de los vientos".
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sábado, 16 de mayo de 2009

Cuentos de Erian - El primer brote del futuro (3 de 3)

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Aquí va la conclusión del último Cuento de Erian. Espero que la serie os haya gustado, quizás en un tiempo escriba más, pero aún no sé cuando, porque otros proyectos me reclaman. Se admiten comentarios sobre el relato y la trama. Participad. ¿Qué os han sugerido los enigmas que dejo caer en el cuento? Formulad hipótesis, eso siempre es divertido. Aprovechad para dejar volar la imaginación, para decirme qué os parece la imagen y si es acertada al relato... lo que se os ocurra.

También quiero aprovechar este post para anunciaros que esta noche y mañana por la noche será emitido en el programa de radio Breus uno de mis relatos, en concreto "La ninfa de los vientos", relato al que le tengo mucho apego porque lo escribí para una amiga que lo estaba pasando mal. Será a las 23:00, tanto hoy como mañana, pero no os preocupéis si no podéis escucharlo, porque lo colgarán en su web en unos días y podréis descargarlo en mp3. Aquí va el enlace:

http://www.breus.eu

Como recordaréis, en una ocasión ya fue emitido otro de mis relatos, "Como hadas guerreras", cuya narración justamente podéis encontrar en este mismo blog, bajo la cabecera. Cuando pueda colgaré también mi nueva participación.
Y dar las gracias al programa y a su director, David Morales, por esta nueva participación.

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Cuando Rugiente despertó no podía siquiera imaginar hasta qué punto había cambiado el mundo, y en consecuencia su propia existencia. Al abrir los ojos se encontró en un lugar tan extraño para cuanto conocía que no logró más que desconcierto. Parecía una cueva, pero no de roca viva como las moradas en donde se refugiaban, sino de algo distinto, similar a la piel de los Llegados; las mismas aparentes raíces que viera en los extraños recorrían las paredes, sólo que no eran sarmientos vegetales, sino otra cosa totalmente ajena. Por doquier se escuchaba un zumbido similar a un enjambre de furiosas abejas.
Rugiente miró a su alrededor. La estancia era enorme, fría, tanto como la superficie en la que se hallaba tendido. Trató de moverse pero no lo logró, lo habían sujetado a una superficie horizontal. Se sintió aterrado, como no, pues aquella situación era tan nueva para él que fue como una terrible pesadilla.
Al volver la vista a la izquierda reparó en los capullos. Así los identificó el primigenio, aunque no eran tales, no al menos como aquellos que bordaba la naturaleza. Además de enormes, del tamaño de los mismos Llegados o más, aquellos contenedores mostraban su interior gracias a una capa transparente, de nuevo de un material desconocido para Rugiente.
Y allí, flotando en un fluido azulino y burbujeante, la primitiva criatura se vio a sí mismo.



Esa fue su primera impresión. La verdad era que aquel ser no se parecía en casi nada al primigenio: era menos robusto en complexión aunque a la vez no se le veía afectado por la cabalgante anemia a la que la falta de comida había condenado a Rugiente y los suyos; las extremidades, más cortas en el caso de los primigenios, se habían equilibrado con el resto del cuerpo hasta formar un organismo perfectamente armónico; asimismo, los arcos de la frente eran más delicados y la mandíbula menos prominente. Y lo más importante, se mostraba totalmente erguido.
En realidad, Rugiente estaba observando una nueva raza, derivada de la suya propia. Sintió una inexplicable aversión hacia lo que la intuición le marcaba como un engendro, una violación de sí mismo. Aquel sentimiento lo acompañaría durante toda la vida, y sería heredado por sus descendientes como algo amorfo e inexplicable.
Sus ataduras desaparecieron de repente. Rugiente, preso de una ira animal, se abalanzó contra el capullo, y con golpes de sus manos torpes trató de agredir aquella versión mejorada de sí mismo. Jamás hubiera tenido éxito, pues su carne era débil en comparación con la envoltura, pero la aparición de uno de los Dioses lo amedrentó. De nuevo se vio presa del hipnotismo, y cuando quiso advertirlo se hallaba en el exterior, bajo la luz del sol, de nuevo en el sur del mundo. Rugiente no podía saberlo, pero habían pasado muchos soles y muchas lunas desde que fuera tomado del valle.
En adelante no recordaría nada de su permanencia en aquel lugar extraño. A partir de entonces los Llegados serían vistos muchas veces a lo largo y ancho de Erian, haciendo y deshaciendo a su antojo. Mucho cambiaron, y mucho más habrían de cambiar. En la tierra nacieron nuevas criaturas derivadas de otras ya existentes, y también en los cielos, donde bestias aladas de brillantes y aceradas pieles comenzaron a surcar el mundo un tiempo después.
Los primigenios, a pesar de que su aspecto prosperó apenas tras largos milenios, habían ciertamente variado más que ninguna otra criatura nativa. El contacto directo con los Llegados, y sobre todo la manipulación ejercida, había tenido una consecuencia no planeada por los seres. El odio había germinado en los primigenios, los phomhor, como los habían llamado los Llegados, una ira que dirigieron sin meditarlo hacia las nuevas creaciones derivadas de ellos mismos. Fue algo irracional, como irracionales se tornaron Rugiente y los suyos.
Porque otra especie había llegado para recordarles cuan limitados eran. Los albos, así fueron conocidos por los Llegados, a quienes los nacientes individuos adoraron como lo que sin duda eran, divinidades, Dioses Moldeadores.
Los albos, el primer brote del futuro.
Los hombres habían amanecido a la luz de Erian, la historia estaba a punto de iniciarse.



Imagen: Fotomontaje del autor

miércoles, 13 de mayo de 2009

Cuentos de Erian - El primer brote del futuro (2 de 3)

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Durante días la caza escaseó más de lo habitual. Murieron dos primigenios durante la noche, sin que Rugiente siquiera lo advirtiera. Él mismo se sentía cada día más débil, amodorrado en ocasiones y sin ganas de alzarse por las mañanas. No podía saberlo, pero su cuerpo esquelético estaba a punto de agotar todas sus fuerzas. Su muerte estaba cerca, a no ser que mediara un milagro.
Y éste aconteció. Rugiente despertó antes del alba, y con él todos los suyos. Cabeceó, desorientado por una especie de pitido que ensordecía su cabeza; gruñó varias veces, pero al final la terquedad quedó relegada por una sensación nueva para cualquier primigenio antes que los de aquellos días: curiosidad.
A rastras surgieron de la cueva. Allá, en el valle, bajo sus pies, vieron varios resplandores que no supieron identificar, pues nunca habían conocido nada que se asemejara. Rugiente fue el primero en bajar por la ladera, y tras él fueron otros. Al llegar al riachuelo, un poco más allá, los vieron.
Eran las criaturas más extrañas que Rugiente había contemplado jamás. Más aún, resultaban inconcebibles para su primitiva mente, pues era la primera vez que se veían seres similares en el mundo. De gran altura, mucho más que los encorvados primigenios, les parecieron titanes; caminaban erguidos totalmente y con movimientos fulminantes, precisos y jamás torpes; algunas partes de sus cuerpos eran secciones macizas, como roca, aunque tan brillante como si hubiese sido pulida; pero otras partes a Rugiente le recordaron los culantrillos de una madreselva, si bien dichos tentáculos, que ejercían de articulaciones, eran más gruesos. Los primigenios no podían saber que aquellas no eran criaturas de carne y hueso, pero la verdad estaba muy por encima de su entendimiento.
Pero si hubo algo que cautivó y atemorizó por partes iguales a Rugiente fueron los ojos de los individuos, pues resplandecían y además podían salir más allá del rostro, como si se extendieran. El primigenio se vio de súbito atrapado por aquella mirada iridiscente. Las criaturas repararon en él, lo contemplaron desde sus altos semblantes sin rasgos. El instinto fue más fuerte que la nueva sensación que lo había llevado a bajar al valle antes del nacimiento del sol. Y sin embargo, aunque se vio dominado por un pavor que antes de aquel día le había resultado desconocido, por más que lo quiso Rugiente no logró que sus miembros obedecieran la imperiosa proclama de su cabeza…
«Huye», le decía un pequeño remedo de su conciencia, lo más parecido al raciocinio que aquellos primitivos seres podían albergar. Pero no consiguió mover siquiera un dedo.



Entonces las nuevas criaturas se movieron hacia él y sus compañeros de tribu. Sus pasos eran majestuosos en comparación a los toscos brincos de los primigenios, aunque en cada oscilación se escuchaba una vibración extraña. Quedaron a escasos palmos de los hipnotizados seres deformes, sus ojos extensibles analizando, profundizando en aquel remedo de criatura viva cuyo camino no iba a alargarse mucho en aquel mundo.
Y entonces un ronquido reverberante, como el eco de las montañas, surgió de uno de los titanes.
—Phomhor.
Rugiente y los suyos quedaron, de repente, obnubilados, y un suspiro más tarde sus mentes se bloquearon hasta sumirse en la inconsciencia.
Así fue el primer día de los Llegados en Erian. Y allí, en aquel mismo valle, invisible a todos, incluso a esas recién aparecidas divinidades, un individuo vestido de blanco, con el rostro cubierto por una capucha, asistió al primer acto del devenir de la realidad.
HA COMENZADO -dijo.

(Concluirá)

Imagen: Fotomontaje del autor.

viernes, 8 de mayo de 2009

Cuentos de Erian - El primer brote del futuro (1 de 3)

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Lo prometido es deuda. Hoy inicio el relato que concluirá con la primera etapa de Cuentos de Erian. Aún no sé cuando volveré a escribir más historias basadas en Erian, porque me muevo en varios proyectos a la vez y trato de dosificarme entre todos ellos.
"El primer brote del futuro" es un relato especial dentro del contexto del mundo imaginario que he creado, un relato clave, así que mucha atención a los detalles. Atentos, porque con este pequeño cuento comienza la historia de Erian.

Nota: Para no dejaros con las ganas demasiado tiempo, colgaré la segunda parte a mitad de semana y la conclusión el viernes que viene.

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El primer brote del futuro



Sur del Gran Continente de Erian. Lo que un día serían las Tierras Calcinadas.
En los albores del tiempo.


Griän se alzó sobre el horizonte con resplandeciente fuerza. Anunciaba un nuevo día, uno más en aquel mundo que, algún día, sería conocido como Erian. ¿O tal vez no iba a ser una jornada común?
Nada hacía presagiar a Rugiente que la monotonía estaba a punto de romperse para siempre. Tampoco podía decirse que la criatura poseyera capacidad para prevenir algo así, pues en él, como en todos los suyos, no había espacio para nada que no fuera el llano instinto de conservación. Los de su especie se movían por impulsos no meditados; el hambre, el frío, la sed, las apetencias carnales, era a lo único que prestaban atención sus casi inoperantes mentes. Sabían que no debían salir de noche porque un inconsciente instinto les advertía de los depredadores, pero no era algo nacido de la meditación, sino del simple reflejo de conservación.
No eran bestias, pero tampoco dejaban de serlo del todo. Quizás en otras circunstancias hubieran tenido una posibilidad de ser algo más, pero como especie se habían topado con un muro demasiado alto para ser salvado. Nerviosos, impulsivos, agresivos las más de las veces, los primigenios carecían de la chispa en los ojos precursora de la auténtica inteligencia. Poseían, no cabía negarlo, la habilidad de utilizar ciertos elementos de su entorno, como simples piedras y ramas secas, a modo de burdas herramientas para no menos toscos fines, pero la fuerza de la costumbre no parecía tener en ellos un calado idóneo para dar el siguiente paso en el progreso de su raza.
Pronto, en no muchos siglos, quizás menos, no quedaría ninguno de ellos. La rueda evolutiva de todo mundo es una devoradora implacable de criaturas débiles e inadaptadas.
Pero de momento subsistían, a duras penas. Rugiente era en apariencia indistinguible de sus congéneres, a no ser por una gran cicatriz que cruzaba su rostro hasta dejar el ojo izquierdo parcialmente cegado. Podía decirse que era todo un milagro que la herida no se hubiese infectado en su día, pues en aquellas circunstancias de vida bastaba una simple inflamación para degradar unos cuerpos ya de por sí enclenques. Los primigenios eran criaturas retorcidas que se movían utilizando las cuatro extremidades, aunque podían erguirse sobre las dos piernas si así lo deseaban; sufrían frecuentes malformaciones, como brazos cortos o mandíbulas exageradamente desproporcionadas, que complicaban más la carrera de obstáculos que era su día a día. Muy extraño era que un primigenio viviera más de dos décadas, lo cual implicaba además una baja natalidad entre los suyos.
Cuando el alba asomó al agujero donde Rugiente y su pequeño grupo pasaban las noches, el instinto hizo que el primigenio del ojo rasgado comprendiera de modo fugaz que ya era hora de iniciar el nuevo día. Debían apresurarse si querían adelantarse al clan rival que moraba al otro lado del valle, o no encontrarían animales que cazar, aunque hablar de cacería era a todas luces exagerado, pues los primigenios carecían de toda habilidad para emboscar o realizar cualquier otra estrategia. Sencillamente se lanzaban en tropel siguiendo sus impulsos, balanceando piedras y palos, con la esperanza de que alguna cría de gamo quedara desconcertada ante aquella avalancha de criaturas beligerantes, aunque las más de las veces no conseguían más que ahuyentar a sus presas. Y sin embargo solían tener éxito intermitentemente, pues había tanto rumiante en el valle que, por simple cuestión estadística, en cada acometida alguno quedaba rezagado o se torcía la pata. A partir de ahí los primigenios debían darse prisa en devorar la pieza, porque los carroñeros no solían tardar en aparecer, e incluso bestias tan rastreras como las hienas eran un peligro real para los burdos cazadores.
Rugiente y los suyos bajaron por la pendiente hasta llegar al arroyo en la ladera de las montañas donde se refugiaban. Apenas era un hilillo de agua, y bastaba unas semanas de sol para que se secara hasta las siguientes lluvias. Era en esos días cuando más primigenios morían, la temporada pasada hasta una veintena cayeron en una misma semana. Si antaño habían sido multitud, en aquellos tiempos pocos quedaban ya sobre la faz de Erian, como mucho unos pocos cientos repartidos por todo el Hemisferio Sur —el norte era un lugar virgen del que ningún primigenio tenía noticias.
Y entonces llegó el cambio, el momento que dirimiría el destino de todo un mundo. Rugiente sólo vio una especie de llamarada en el cielo, un estallido, pero como no conocía el fuego no supo identificarlo más que como un rayo de tormenta. De haber tenido capacidad de raciocinio habría rumiado que era extraño que relampagueara en un cielo sin nubes, pero en lugar de ello el primigenio apenas sintió una extraña intranquilidad. Fue el primer atisbo de miedo.



Pronto sin embargo lo olvidó. Su memoria era débil, ningún recuerdo permanecía en su cabeza más que unos pocos momentos. Volvieron su atención al valle, pero he aquí que los animales que allí pastaban se hallaban revueltos, nerviosos como los propios primigenios.
Aquel día, Rugiente y los suyos volvieron a sus cuevas con los estómagos vacíos.

(continuará)

Imagen: montaje del autor

jueves, 7 de mayo de 2009

Horror se escribe con "H"


Antes de colgar el último Cuento de Erian (mañana lo haré), deseaba muchísimo hablaros de una nueva página que acaba de nacer, y que espero que algún día sea un referente en la web. Apunta muy buenas maneras.
Se trata de H-Horror (u Horror Hispano), una página creada en su mayor parte por Darío Vilas, compañero de quien esto escribe en TusRelatos.com, la página de relatos en la que colgué mis primeros relatos. Con el concurso inestimable de Rafa Rubio y del gran Víctor Morata, ambos también pertenecientes a la "Generación TusRelatos" (así los he bauticé cuando hablé de ellos en "La Sombra de la Luna"), Darío lleva sobre sus hombros esta nueva web, con todo el trabajo que ello conlleva.

Estaréis pensando: "No te enrolles, Javi, dinos de qué va esa página". El nombre lo dice todo. Se trata de un portal dedicado casi en exclusiva a la literatura de terror, pero nacida de la calenturienta imaginación de nuevos autores. Como dice el propio Darío, su objetivo principal es "la búsqueda de nuestra identidad propia dentro del terror, y más concretamente de la literatura de género hispana". O sea, terror hecho por escritores hispanos, con la ambición de crear un sello propio que nos distinga de otros escritores de más allá de la lengua castellana.
No os diré mucho más de la web, quiero que la descubráis por vosotros mismos (y luego volvéis y me decís qué os parece, a Darío le hará ilusión saber vuestras opiniones para poder mejorar la página). Si os gusta pasar un poco de miedo mientras leéis, no dejéis de visitar H-Horror. Y quienes queráis participar, allí encontraréis la dirección para enviar vuestros relatos terroríficos. La colaboración es esencial para que dicha web crezca y vaya mejorando.

Y, desde aquí, dar las gracias a Darío por permitirme participar en el proyecto al aceptar dos de mis relatos, "Trofeos" y el ya conocido por vosotros "No sólo los perros lamen". "Trofeos" es una primicia que transcurre en Amalgama, la ciudad de mi novela "La Sombra de la Luna". Dentro de poco la colgaré por aquí, pero ya podéis leer este relato en H-Horror, junto con relatos aún mejores de otros amigos escritores.

Recordadlo, Horror se escribe con "H".

Saludos a todos, viajeros.

viernes, 1 de mayo de 2009

La Sombra de la Luna en EL CAFÉ DEL AUTOR

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Hoy tenía pensado colgar mi último relato de la serie Cuentos de Erian, pero las circunstancias me han hecho cambiar de opinión, pues deseo hablaros de un blog maravilloso que he encontrado navegando.
Se trata de El café del autor, un blog llevado por Francisco Brotons y Zara Patricia Mora Vázquez, cuya seña de identidad es actuar de apoyo y foco de expansión de los autores que, como yo, nos movemos por internet casi anónimamente.
Desde aquí mis más sinceras gracias por permitir que La Sombra de la Luna participe en el blog, donde luce su sinopsis y la portada.
Os animo igualmente a todos, autores y lectores, a pasarse por El café del autor, porque son éstas páginas, que promueven la generosidad y la cultura, a los que tratamos de despuntar, las que merecen un gran aplauso. Hablar de Dan Brown o el último libro de Harry Potter es el camino fácil, pero tratar de promocionar a gente desconocida es todo un reto.
Apoyemos las buenas ideas.

Narración radiofónica de mi relato "Como hadas guerreras"